Niño de la Fuente

Decían de él que era uno de los mejores imitadores de Manuel Vallejo por granaína, y no iban mal encaminados. Este cantaor de portentosas facultades lo borda por granaína, en el que se deja entrever un dominio y técnica vocal no al alcance de cualquier garganta.

El Niño de la Fuente acaricia dos fuentes ineludibles en la interpretación del cante por granaína, nos referimos, claro está, a Don Antonio Chacón y a Manuel Vallejo.

“Se deshoja una a una”, aunque se evidencian matices de Manuel Vallejo, la culmina con el final entre cortado de Chacón, sin embargo en contraposición ello, en “Deja el mundo murmurar” el artista extremeño hace unos alardes de belleza, de poder, de afinación y de control de diafragma tal cual lo hacía Vallejo, aunque nos atreveríamos a afirmar que introduce ciertos matices que aportan un aire fresco en las terminaciones de los versos y en el final de la misma.

La milonga cuya letra reza como “Por una mala serrana” aunque bien es cierto que el estilo similar al que impresionaron cantaores de la talla de Corruco de Algeciras, El Niño de los Olivares y su paisano de Campanario, Pepe El Molinero, entre otros, los sones nos derivan una vez más a las formas interpretativas de El Niño de Marchena, que por algo creó escuela en este y en muchísimos estilos más, como queda más que demostrado cuando nos adentramos en el análisis de artistas coetáneos del genial cantaor marchenero.

Como sucediera en el que caso de infinidad de cantaores que dejaron su voz por Levante para la posteridad en discos de pizarra de finales de los años veinte y principios de los treinta, este cantaor extremeño ejecuta una taranta de Linares “Al sol qué le habrá pasao”, con una facilidad, velocidad y dulzura inusitada bebiendo de las formas interpretativas de El Niño de Marchena.